miércoles, 31 de diciembre de 2014

Preparamos el nuevo año


En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. María guardaba todo esto en su corazón, y lo tenía muy presente. Los pastores, por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho. A los ocho días circuncidaron al niño y le pusieron por nombre Jesús, el mismo nombre que el ángel había dicho a María antes de que estuviera encinta.

Nosotros pedimos: "El Señor tenga piedad y nos bendiga", y el Señor nuestro Dios nos mira por los ojos de un niño, y en ese niño nos bendice con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Nosotros pedimos: "Ilumine su rostro sobre nosotros", y el Señor nuestro Dios nos regala al que es luz del mundo, porque es Luz de Luz. Nosotros pedimos: "Conozca la tierra tus caminos", y el Señor nuestro Dios nos regala al que es el camino que lleva al Padre, la verdad que nos lo revela, y la vida que nos hace estar en comunión con él. Nosotros pedimos: "Conozcan todos los pueblos tu salvación", y el Señor nuestro Dios nos da a Jesús, nombre que el cielo le puso a nuestro Salvador. Nosotros pedimos a la medida de nuestro pobre conocimiento, y el Señor nuestro Dios nos da a la medida de su infinito amor. Hoy el amor de Dios nos da a su Hijo en la Eucaristía y en los pobres.

domingo, 28 de diciembre de 2014

PARA LAS FAMILIAS CRISTIANAS

¿DÓNDE ESTA LA BELLEZA DE LA FAMILIA?

¿Queréis descubrir dónde está la Belleza de la Familia? Acercaos por unos momentos a la Sagrada Familia de Nazaret. Ella es el icono que, contemplado, nos hace descubrir dónde está la belleza de la familia. Es urgente que acerquemos este icono a la humanidad en estos momentos en los que se está inaugurando una nueva época. Aparece una nueva humanidad. ¿Qué es lo más grande que podemos aportar los cristianos a los fundamentos de la misma? En primer lugar, la persona de Jesucristo. Él nos revela quién es Dios y quién es el hombre. Pero también debemos decir con fuerza dónde tiene su origen el ser humano y en qué “lugar” se revela con el verdadero humanismo, para que en él se descubra dónde está el tesoro más importante, la escuela más urgente donde los valores humanos, cívicos, religiosos y morales se otorgan. La familia es la escuela del humanismo auténtico. Es en la familia cristiana donde descubrimos cómo la vida que nace se acoge con generosidad y responsabilidad, y al ser humano se le entrega todas las dimensiones de la existencia que son necesarias para que alcance su vida real y, así, el futuro de la humanidad esté asegurado.

Trabajar en apoyo de la familia fundada en el matrimonio como elemento básico de la vida y del desarrollo de una sociedad es garantizar el futuro de la humanidad y contribuir a renovar la sociedad, poniendo el fundamento que necesita todo pueblo y todo ser humano para realizarse como tal. En la familia es en donde mejor se ve y se construye la “cultura del encuentro”, ya que es lugar de convivencia entre generaciones (padres, hijos, abuelos, bisabuelos, nietos), donde nadie queda excluido, donde todos son necesarios y cada uno recibe el amor y la ayuda que necesitan. Pero no es solamente encuentro de generaciones: también es “santuario del amor y de la vida”, pues en ella se enseña y se aprende a vivir desde esa atalaya que engrandece al ser humano cuando se pone como fundamento y garantía de  desarrollo, Dios mismo. La Sagrada Familia de Nazaret así nos lo muestra. En la familia se aprenden y desarrollan las virtudes esenciales para la vida.  Una familia viva, en cuyo centro, como sustentador de cada uno, en todo su desarrollo personal y social, y a lo largo de todo el camino que dure la existencia, esté Dios. Esto es lo más actual y moderno. Lo antiguo es vivir marginando a Dios, queriendo ser como dioses.

La Sagrada Familia de Nazaret es el prototipo de toda familia cristiana. ¿Quién es esa familia? La que reunida en el sacramento del matrimonio, y alimentada con la Palabra y la Eucaristía, está llamada a realizar esa vocación y misión de ser célula viva, no solamente de la sociedad, sino también  de la Iglesia. La urgencia y necesidad de mirar y contemplar con confianza a la Sagrada Familia de Nazaret es vital. ¿Por qué? Por la belleza y originalidad que esta familia tiene, que viene porque en ella vivió oculto, largos años, el Hijo de Dios. Por eso radica ahí el eco más original de la “iglesia doméstica”, como es: la oración constante, la escucha de la palabra de Dios, la intensa vida sacramental, el esfuerzo continuado por vivir el mandamiento de Cristo del amor y del perdón. En la Familia de Nazaret contemplamos cómo el amor no es concéntrico, ni busca interés personal, ni toma en cuenta el mal recibido, sino que se alegra con la verdad. En Nazaret, se hacen verdad aquellas palabras del apóstol San Pablo en la primera carta a los Corintios: “el amor todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Cor 13, 5-7).

La belleza de la familia cristiana está en esa página del Evangelio de Lc 2, 22-40. Una belleza que tiene varios rasgos característicos: 1) El convencimiento de que quien da la belleza a todo lo que existe es Dios, y solamente Él. 2) Que la belleza del ser humano tiene su origen y fundamento en Dios mismo. Nada más ni nada menos.  3) Y que la belleza de la familia de Nazaret está en que camina  unida y se dirige hacia  Jerusalén. Y es que es en Jerusalén donde Dios muestra su rostro. Y quienes desean construirse como familia desde Dios, acuden a Él para hacer la ofrenda y presentar a quien acaba de incorporarse a la familia. Por eso, todas las familias llevaban al templo de Jerusalén a sus hijos. El icono de toda familia es, pues, Jesús, María y José yendo al templo de acuerdo con la Ley. Van los tres. Y lo hacen para consagrar a Jesús a Dios, y entregar la oblación prescrita.

Hay dos rasgos que nos muestran cómo se puede lograr que la familia cristiana alcance la "Belleza”:

1) Acogiendo al Señor en el corazón de quienes entran a formar parte de la familia. Simeón tomó a Jesús en brazos y bendijo a Dios. Sus palabras no pueden ser más significativas: “ahora puedo marchar en paz, porque mis ojos han visto la salvación”. Esa palabra “ahora” significa la irrupción total y absoluta de Dios en la historia. La Belleza la da Dios mismo.  Ese “ahora” determina que un tiempo acaba y otro nuevo comienza. Y que empieza el tiempo donde la Belleza se hizo presente en este mundo realmente. En ese “ahora”, ¿acaso no hemos de introducir la experiencia del amor y de la vida que Dios nos ofrece en Jesús? Él es la luz de los pueblos, de todos los hombres. Ninguno está excluido de su amor.

2) Hablando de Jesús con obras y palabras que regalan la alegría del Evangelio. La profetisa Ana, mujer anciana que no se apartaba del templo sirviendo al Señor, daba gracias a Dios y hablaba de Jesús a todos los que aguardaban la liberación. Hay que hablar de Jesús, con palabras y con obras. Hay que liberar y eliminar esclavitudes. El desconocimiento del Señor engendra esclavitudes. La familia de Nazaret se abrió a la vida verdadera, poniendo de relieve su fuerza de humanización y la alegría del Evangelio de la familia. Toda familia, en cuanto comunión íntima de vida y amor, es lugar de humanización, cuna de la vida y del amor. La primera sociedad natural que es de institución divina, fundamento de la vida de las personas y prototipo de toda organización social.

¿Dónde está la Belleza de la familia cristiana que tiene su origen en el matrimonio? “Como elegidos de Dios, santos y amados, revistámonos de misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión” (cf. Col 3, 12-21). Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. lo llamó a la existencia por amor, y lo ha abocado al mismo tiempo al amor. Hoy es día de entregar Belleza al matrimonio y a la familia, hoy es día de decir un Sí incondicional al amor. Dios es amor, y por ello la vocación fundamental de todo ser humano está en amar. La familia cristiana es el santuario de la vida y del amor, y tiene la misión de custodiar, revelar y comunicar ese amor, como reflejo vivo y participación real en el amor de Dios manifestado en Cristo por la humanidad.

Con gran afecto, os bendice

                                   +Carlos, Arzobispo de Madrid

sábado, 27 de diciembre de 2014

MOMENTO DE DAR TESTIMONIO EN LA ADVERSIDAD




El Papa Francisco recordó este viernes al primer mártir, San Esteban, y todos los cristianos perseguidos por la fe; y afirmó que las palabras de Jesús de que sus discípulos serán odiados a causa de su Nombre, “no turban la celebración de la Navidad, sino que la despojan del falso revestimiento empalagoso que no le pertenece”.
“Con su martirio, Esteban honra la venida al mundo del Rey de reyes, da testimonio de Él, y ofrece como don su misma vida, en el servicio a los más necesitados. Y así muestra cómo vivir en plenitud el misterio de la Navidad”, señaló Francisco durante el Ángelus.
En ese sentido, pidió orar “por cuantos son discriminados, perseguidos y asesinados por su testimonio de Cristo. Quisiera decir a cada uno de ellos: si llevan esta cruz con amor, han entrado en el misterio de la Navidad, han entrado en el corazón de Cristo y de la Iglesia”.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

DIOS SE HACE HOMBRE POR NOSOTROS




``Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros´´.

    Una inmensa alegría que nadie podrá quitarnos, pues Jesús nace para salvarnos, para iluminar un mundo que vive en la oscuridad. Contemplemos al recién nacido y démosle gracias a Dios por este gran regalo. 


Del Evangelio según San Juan  (1,1-18)

   Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo". De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.

domingo, 21 de diciembre de 2014

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO


      En el Evangelio de este domingo hay una figura central: la de María: una mujer generosa que se abandonó plenamente en las manos de Dios, aceptando lo que el Señor quería de ella. 
     También a nosotros Dios nos puede pedir algo que esté más allá de nuestros planes...Vivamos como ella, abiertos a lo que quiera de nosotros. 


Del evangelio según san Lucas (1, 26-38)

A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
 El ángel, entrando a su presencia, dijo: -Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.
Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: -No temas María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.
Y María dijo al ángel: -¿Cómo será eso, pues no conozco varón?
El ángel le contestó: -El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.
María contestó: -Aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según su palabra.

sábado, 13 de diciembre de 2014

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO



En este tercer domingo de Adviento se nos invita a ser Testigos de la luz, que es Cristo; y no hay mejor manera de ser testimonio que con nuestra alegría, mostrando que Él es quien nos hace felices y que nada ni nadie puede quitarnos esa alegría. 


Lectura del santo evangelio según san Juan (Jn 1, 6-8.19-28) 

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: “¿Tú quién eres?” Él confesó sin reservas: “Yo no soy el Mesías.” Le preguntaron: “¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?” El dijo: “No lo soy.” “¿Eres tú el Profeta?” Respondió: “No.” Y le dijeron: “¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?” Contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", Como dijo el profeta Isaías.” Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: “Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?” Juan les respondió: “Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.” Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

domingo, 7 de diciembre de 2014

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN



Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38


En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
- «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
- «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel:
- «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
- «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
- «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.

viernes, 5 de diciembre de 2014

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO



      En este segundo domingo de Adviento el Señor nos invita a prepararle el camino. Jesús no puede nacer en nosotros si no tenemos un corazón dispuesto a recibirle, libre de egoísmo, rencor, envidia..., de tantas cosas que se nos van pegando en nuestro camino día a día, a veces sin darnos cuenta. ¿Qué necesito yo cambiar en mi vida?

   Del santo evangelio según san Mateo (3, 1-12)


    Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: -«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.» Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo:«Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
-« ¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abraham es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras.Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego.Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias.
Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»